miércoles, 27 de octubre de 2010

la naturaleza no sigue una línea recta

Benoît Mandelbrot fallecía el pasado día 14 de este mes, a la edad de 85 años, y después de una carrera más que brillante en el campo de las matemáticas.

Este impresionante científico nació un 20 de noviembre de 1920 en la capital de Polonia. Provenía de una familia de origen lituano y de creencia judía, lo que le llevó a huir en 1936 a Francia, donde su educación quedó al cargo de su tío, el también matemático Szolem Mandelbrot. Tras doctorarse en matemáticas en la Univerdad de París, pasó a formar parte del MIT y, más adelante, trabajó en IBM Research.

Mandelbrot salta a la primera línea de los estudios matemáticos con su artículo ¿Cuánto mide la costa británica? aparecido en Nature en 1967, asentando así la teoría y la definición de fractal. Es así como Benoît Mandelbrot se convierte en el padre de este concepto, a partir del cual desarrolla toda una nueva geometría en la que da cobijo a todas aquellas formas que se le escapan a la geometría tradicional, y que podemos encontrar explicadas en su excelente obra La geometría fractal de la naturaleza, obra que desde aquí invito a descubrir.

Conocí la figura de Mandelbrot de la mano de mi profesora de Paleontología, Esperanza Fernández, en 5º de carrera cuando, junto con mi compañero Héctor Arráiz, llevamos a cabo un trabajo sobre la visión matemática de la evolución, cuya presentación podéis ver a continuación:


matemáticas y evolución

A raíz de este trabajo, conocí y me acerqué a figuras básicas y, hasta entonces, para mí desconocidas, de la ciencia, como Goodwin, Kauffman o el malogrado y nunca lo suficientemente reivindicado Pere Alberch, y, por supuesto, el mismo Mandelbrot, cuya nueva visión de las formas me hizo acercarme a todo lo que me rodeaba desde una nueva perspectiva, dándome una nueva óptica del mundo en el que vivo y que me rodea, y descubriendo nuevas ideas y nuevo espacio donde dar lugar a ideas aún más nuevas.

A los grandes científicos se les conocerá por aquello que nos dejan en sus trabajos e investigaciones, y es por ello por lo que serán recordados. Por eso, estoy seguro que Benoît Mandelbrot no caerá en el olvido.

Como última despedida, nuestro divulgador más conocido, Eduardo Punset, dedica su columna de Muy a la figura de este genial matemático, que descanse en paz.

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